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2020

Cicatrices de la pandemia por COVID a la Guerra de Ucrania

Perspectiva general: movilidad y periferia

El relato comprende la investigación sobre políticas públicas de protección social, que facilita un diagnostico desde la pandemia a la crisis económica actual. Una reflexión sobre el impacto de las comunidades más vulnerables en los servicios públicos, desde la experiencia de ayuntamientos, organizaciones de agricultores, empresarios, sindicatos, tercer sector en el Corredor de La Sagra.

28 diciembre 2020

ARTÍCULOS DE OPINIÓN

Impacto de las comunidades más vulnerables en los servicios públicos de La Sagra en municipios de la periferia frontera con la Comunidad de Madrid

Aún es pronto para dar por zanjada la pandemia del Covid-19, pero la situación actual permite al menos hacer un alto para girar la vista atrás y analizar todo lo que ha ocurrido desde el inicio de la pandemia a la crisis economica actual como consecuencia de la Guerra de Ucrania.

Desde que el mundo cambió en los primeros meses de 2020 los ciudadanos, administraciones y agentes sociales han transitado por un camino cubierto de niebla en el que ha sido necesario adoptar decisiones importantes y a gran velocidad en medio de la espesura. Hoy el panorama ha mejorado desde el punto de vista sanitario, pero muchas de las consecuencias de la pandemia apenas están empezando a verse. Por eso es importante comprobar si los pasos que se han dado han sido acertados y estamos en la senda correcta. 

Marzo de 2020.

El mundo se detiene por la pandemia del coronavirus y la foto fija nos permite observar detalles que, hasta la fecha, nos habían pasado desapercibidos. La enfermedad desempolva problemas que permanecían ocultos a simple vista y agrava otros de los que sí que éramos conscientes y que siguen presentes incluso ahora que lo peor de la emergencia sanitaria mundial ha pasado.

Todos los municipios de La Sagra han notado un incremento en el número de empadronados en los dos últimos años de pandemia. Los meses de confinamiento tuvieron un "efecto huida" de Madrid. La Sagra está pegada a esta comunidad y hay madrileños que tenían su segunda vivienda allí y optaron por empadronarse allí por ser más ágil el acceso a la sanidad o en busca de un ambiente menos urbano. La mayor implantación del teletrabajo invita a buscar lugares que estén suficientemente cerca de Madrid, pero que no incluyan el estrés de la capital.

El corredor  de La Sagra

Nuestra mirada se detuvo en un territorio de Castilla-La Mancha: La Sagra en la provincia de Toledo. Unas 170.000 personas están empadronadas. Más de 22.000 de sus vecinos proceden de otros países, por lo que su población extranjera supera el 12%. 

En La Sagra Alta predominan los llegados de América Latina, continente de origen de más de 5.600 personas. Entre los llegados de África destaca la población marroquí, con más de 3.445 personas. Hay también una importante población de Rumanía, más de 3.000 habitantes.

En La Sagra Baja predomina la población marroquí, que representa casi 2.300 de los más de 3.000 africanos que viven en la comarca. El incremento de la población migrante en La Sagra ha generado algunas tensiones en los municipios. Hay conflicto por las llamadas "diferencias culturales" que pueden existir entre los "nuevos vecinos" y los "vecinos de siempre", pero también se pueden identificar en el interior de las propias comunidades. 

Sin embargo, una mirada atenta y no cegada por los prejuicios permite ver las aportaciones de la población migrante al desarrollo de las dos mancomunidades. En la década de los noventa, los trabajadores extranjeros contribuyeron como mano de obra en la construcción al desarrollo inmobiliario de los pueblos de la zona. El ladrillo fue una fuente de riqueza en La Sagra hasta que se agotó con el estallido de la burbuja en 2008.

Por otro lado, la mano de obra es fundamental en el campo por sus productos de huerta  y nunca se ha visto con tanta claridad como en los meses del confinamiento. Los trabajadores migrantes ayudaron a sacar adelante las campañas agrícolas cuando la economía española estaba paralizada, ayudando de esta forma a que siguieran llegando alimentos a los supermercados. "El campo necesitaba mano de obra, es de agradecer que se haya encontrado ahí. (Representante de asociación empresarial , 2020)".

Otro sector en el que la población migrante está jugando un importante papel es el de la ayuda a la dependencia, una actividad al alza en una región envejecida como Castilla-La Mancha.  

Aumento de la población por necesidad de vivienda y movilidad con transporte público

Se ha incrementado la demanda de vivienda en la zona y son esas personas del sur de Madrid las que pueden permitirse comprar una casa. "Gente que por el COVID está cambiando su forma de vida y vienen a estos municipios porque les ofrece una vivienda unifamiliar"(responsable Oficina de Vivienda)

Hagamos una parada en la relación de La Sagra con Madrid y su relación de interdependencia gestada durante los años del boom inmobiliario.El encarecimiento de la vivienda en la capital invitó a parte de su población a instalarse en La Sagra, que por aquel entonces tenía oferta de pisos asequibles. Entre los llegados había jóvenes parejas y trabajadores migrantes que eran empleados de la construcción.

Esta relación entre territorios tiene luces y sombras. Por un lado, se considera una oportunidad la cercanía con Madrid por tratarse de un motor económico del país; pero, por otro lado, también es una tentación para algunos profesionales y para jóvenes que ven La Sagra como un lugar en el que estar únicamente hasta que tengan la ocasión de encontrar un lugar adecuado para vivir en la gran ciudad, donde tienen más servicios y oportunidades de ocio."Yo cada mes me recargo el bono y cada fin de semana me voy ir a Parla, Illescas o a Madrid, porque TelePizza y kebab todo el rato, sinceramente, a mí y a muchos adolescentes de mi edad ya nos cansa", confiesa un joven de Yuncos.

Población flotante

Otro detalle a tener en cuenta es que La Sagra tiene mucha población flotante, en continuo movimiento por razones de formación o empleo. Ese flujo constante dificulta que la población eche raíces en los pueblos de la mancomunidad y algunos vecinos ni siquiera se molestan en empadronarse, lo que provoca una distorsión en las cifras de población real que perjudica indirectamente a la oferta de servicios de las localidades. Por ejemplo, si un pueblo quiere una farmacia, tiene que probar que tiene un determinado número de empadronados. Si la gente no se empadrona, no salen los números.

Respecto al arraigo, hay una problemática específica con la llamada "segunda generación" de inmigrantes. Son jóvenes que en muchos casos ya han nacido en España, pero se les sigue considerando extranjeros por la procedencia de sus progenitores. Es frustrante para ellos que la gente les niegue el derecho a ser "de aquí". "Soy de Madrid, llevo veinte y tantos años en Lominchar, he sido concejala del Ayuntamiento y todavía me llaman forastera", comenta una mujer de Lominchar.

El problema de convivencia entre los vecinos que se autodenominan "autóctonos" y los llegados de otros lugares es todavía más profundo. Unas comunidades viven a espaldas de otras, no mantienen relaciones sociales. Unos y otros quieren preservar sus costumbres y ese deseo provoca fricciones. También hay disputas por el espacio público y comportamientos racistas que abordaremos más adelante.

Experiencia traumática para los ayuntamientos en la pandemia

Las administraciones Central y Autonómica estuvieron en el puente de mando cuando comenzó la contienda contra el Covid-19, pero cada municipio de La Sagra tenía sus pequeñas batallas. Algunos problemas que surgieron estaban relacionados con el parón obligado de la actividad productiva durante las semanas de confinamiento. Otros ya estaban ahí, pero no se habían manifestado con tanta virulencia hasta ese momento. 

En una región con un problema central como el despoblamiento de sus pueblos, el corredor de La Sagra ha crecido en población por su economía y cercanía a Madrid y Toledo.  La alcaldesa de Yuncos apunta que durante la pandemia el padrón creció por solicitudes de familias autóctonas que tienen segundas viviendas o familias vulnerables expulsadas de la periferia de la comunidad de Madrid en búsqueda de trabajo y vivienda en alquiler más asequibles.

Con el coronavirus salieron a la luz las carencias de trabajo, de alimento y de techo en las localidades de una comarca con mucha población joven. Estas dificultades han alimentado además las tensiones raciales en una comarca como La Sagra Alta, con altos porcentages en municipios como Recas, Yuncos, Seseña, Illescas, de población  extranjera. 

Un reto sin precedentes para los ayuntamientos

 Se puede decir que la pandemia ha supuesto un reto sin precedentes para los ayuntamientos y en una situación emocionalmente muy dura. “El 21 de marzo enterramos a cinco personas en un municipio de 3.900 habitantes, nos encontramos con una situación que nos desbordaba por todos los lados y en todos los sentidos, no sabíamos por dónde nos venía esto”, rememora Luis Miguel Martín, alcalde de Yuncler.

El confinamiento decretado para frenar esta mortalidad tuvo unas consecuencias en el funcionamiento administrativo de los consistorios,que se ha alargado durante las diversas olas de la pandemia. La alcaldesa de Yeles, María José Ruiz, se desespera solo de recordar cómo el coronavirus paralizó todo el Ayuntamiento, todas las actividades, las obras… «Era tener un trabajo hecho y volverlo a hacer», se lamenta. 

Lo que ha destapado el Covid-19

Es cierto que el coronavirus no distingue de clases sociales, pero «no se sufren las pandemias y las medidas de confinamiento igual cuando se vive en una casa que cuando se vive en infravivienda y cuando se tienen que soportar otro tipo de problemas», como apunta Gregorio Gómez Bolaños, que  en el momento del estallido de la crisis sanitaria era el director general Acción Social de la Junta de Comunidades.

En la propia comarca de La Sagra se ha vivido la pandemia de una manera desigual y el alcalde de Cabañas, Tomás Díaz, señala que el COVID «ha destapado cosas que parecía que no existían» y ha demostrado que en tres meses te puede hacer perder hasta tu estatus social”. En su pueblo, por ejemplo, se pasó en tres meses de atender a diez familias con los servicios sociales a tener que ayudar a 35. 

Gregorio Gómez reconoce el esfuerzo realizado por las administraciones y los profesionales de los servicios sociales y destaca la labor de unos servicios sociales que han sufrido mucho. «Hemos tenido que recurrir a medidas que ya se creían superadas», desvela este alcalde, que pone como ejemplo que fue necesario crear un banco de alimentos «porque había familias que no tenían para comer, estaban confinados y no podían ir a trabajar».

La importancia de los servicios sociales

Entre los efectos positivos que ha podido dejar esta crisis sanitaria es que se ha redoblado la importancia de los servicios sociales. «Hemos podido conseguir que los trabajadores sociales de la Junta tengan un teléfono móvil disponible y nos hemos acostumbrado a trabajar con tecnologías que no estábamos utilizando», apunta Gregorio Gómez, que señala como un gran acierto la instauración del Ingreso Mínimo Vital. «A las comunidades autónomas nos ha venido bien que una contingencia de este tipo se afronte a nivel nacional», indica, porque si bien es cierto que muchas veces no tener dinero te hace caer en la exclusión social, «se puede llegar a la exclusión social por otras vías».

Reconocimiento del Servicio de Proteccion Civil 

La pandemia nos ha dejado cicatrices a todos, también a estos trabajadores y trabajadoras que nunca olvidarán la dureza de algunos momentos. Es impagable, por ejemplo, la labor que realizaron voluntarios de Protección Civil como Margarita, fallecida en 2021, que un año antes nos contaba en una entrevista el trabajo de confeccion de las mascarillas y la implicación de los vecinos de Yuncos en su confeccion y financiación.

Otra voluntaria como May nos hablaba del rostro de las personas mayores a las que visitaban para llevarles alimentos. «Ellos ya habían vivido una guerra y su cara de miedo era lo que más te impactaba». Ellas hacían todo lo posible para tranquilizarles, May apenas puede contener las lágrimas, recuerda a los niños asomándose a la ventana en cuanto escuchaban llegar su furgoneta. Los voluntarios se emocionan cuando piensan en los aplausos que se escuchaban, en Yuncos y en toda España, a las ocho de la tarde. 

 

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